Hay viajes que se planean… y hay otros que la vida misma diseña con una precisión que solo el tiempo revela. Así ocurrió con John Williams y Álvaro Córdova, dos hombres de generaciones distintas y orígenes opuestos, unidos por la amistad, la pasión por la ruta y la convicción de que el conocimiento puede transformar la vida de quienes trabajan la tierra. En su paso por Piura, compartieron vivencias con ganaderos del norte peruano, en un encuentro donde la experiencia de un expedicionario y la visión de un joven emprendedor confluyeron como lo hicieron sus historias.
John Williams la raíz rural de un viajero del mundo
John Williams nació en Nueva Zelanda, un país pequeño en extensión, pero líder mundial en producción láctea. Su espíritu viajero se forjó en la granja familiar, donde desde niño ordeñaba vacas y comprendía el valor del trabajo ganadero. Esa conexión temprana con el campo marcó su vida: no solo como recuerdo de infancia, sino como una brújula que lo acercó a productores de diferentes partes del mundo. A los 18 años, esta brújula interior ya apuntaba hacia lo desconocido, hacia los paisajes y pueblos que, con el tiempo, se convertirían en parte de su propia historia.
Conocido cariñosamente como “Kiwi”, John ha recorrido cerca de cien países en más de cuatro décadas. En Sudamérica, sus pasos lo llevaron al Cañón del Colca, a Machu Picchu con su hija Hannah, a la Antártida desde Chile y a las montañas de Sucre en Venezuela, donde quedó maravillado por la calidez de su gente. Cada viaje le enseñó a detenerse, observar y valorar las pequeñas cosas: una sopa de tomate en Huaraz, un paisaje en el Caribe o la hospitalidad de una familia campesina.
Hoy, con casi 80 años, John regresó al Perú no como turista, sino como un testigo del tiempo y del vínculo humano. Su presencia en Piura fue mucho más que simbólica: volvió en representación de Blanca Ugarte, promotora agroalimentaria actualmente hospitalizada, y lo hizo montado en su moto, junto a aquel joven que vio crecer.
Álvaro Córdova un emprendedor que honra sus raíces
Ese joven es Álvaro Córdova, hijo de Blanca Ugarte. Nacido en Venezuela y con raíces peruanas, creció influenciado por la dedicación de sus padres. Desde joven fundó la empresa SkyClean venezolana, reconocida por sus productos de limpieza industrial con enfoque ambiental.
A los 34 años, es padre de familia, empresario y viajero apasionado. En 2024 recorrió diez países en cinco meses, fortaleciendo su visión de una Latinoamérica más integrada. Este año cruzó nuevamente el continente en moto junto a John, navegando por el Amazonas desde Manaos hasta Madre de Dios. Pero esta travesía no fue solo una aventura: fue también un acto de compromiso con la causa que su madre defendió siempre, la dignificación del trabajo rural.
Una amistad que une generaciones
La historia que los reúne comenzó en 2004, cuando John conoció a la familia Ugarte en uno de sus recorridos por Sudamérica. En ese entonces, Álvaro tenía 14 años y fue él quien lo animó a realizar su primera bajada en bicicleta de montaña. Ese instante marcó el inicio de una amistad que ha resistido el paso del tiempo, las distancias y las diferencias culturales.
Dos décadas después, ambos vuelven a encontrarse en el camino. John, el expedicionario que entiende el valor del campo, y Álvaro, el emprendedor que aprendió de su madre a servir a los demás, confluyen en un mismo propósito: alentar a los ganaderos del norte del Perú a creer en su potencial.
Encuentro con los ganaderos de Piura
Durante diez días en Piura, John y Álvaro visitaron comunidades rurales y participaron en una charla motivadora organizada por la DRAP–Piura. Williams compartió su experiencia de vida en Nueva Zelanda, destacando la importancia de la organización y la innovación en el sector lácteo.
Álvaro, por su parte, recordó su vínculo con la ganadería a través de su experiencia criando cerdos y elaborando charcutería desde la adolescencia. Aunque su vida profesional lo llevó a otro rubro, subrayó que siempre ha tenido sensibilidad social y el deseo de aportar a quienes más lo necesitan.
Dos viajeros del alma
El recorrido de John y Álvaro simboliza más que una travesía en moto. Representa la unión de dos generaciones, la gratitud hacia quienes trabajan la tierra y la esperanza de un futuro mejor para los ganaderos del norte peruano. Tras 15 mil kilómetros de ruta por Sudamérica, partieron satisfechos de haber cumplido un objetivo: inspirar y motivar a quienes día a día sostienen al sector rural, recordándoles que su esfuerzo tiene valor y futuro.
En sus palabras y en sus gestos quedó un mensaje claro: no basta con recorrer caminos, hay que sembrar humanidad en ellos.