Un grupo de niños y adolescentes de la margen derecha del río Itaya, en la región Loreto, ha decidido actuar frente a los impactos ambientales que afectan sus comunidades. Organizados en una asociación local y con el respaldo de las organizaciones Save the Children e Infant, promueven acciones para combatir la contaminación, la deforestación y otros efectos visibles del cambio climático en su entorno.
Ellos se reúnen regularmente para discutir problemas comunes, especialmente en Belén, conocido como el barrio flotante. Allí, enfrentan una grave crisis ambiental por la acumulación de residuos en el agua, donde realizan actividades cotidianas como bañarse, jugar o transportarse.
Iniciativas lideradas por la niñez
La acumulación de basura en el río es uno de los problemas más graves, según explican los niños que participan en la asociación. «El río era una fuente de vida, ahora causa enfermedades«, afirmó Diana, de 11 años. A pesar de su corta edad, los integrantes del grupo son conscientes del impacto que tiene la contaminación en la salud de la población infantil.
Ante la falta de servicios básicos como recolección de residuos, agua potable o desagüe, los niños decidieron actuar. Presentaron un oficio a la municipalidad solicitando un servicio de recojo de basura en bote. Gracias a su campaña, el servicio fue implementado en algunas zonas, aunque aún no cubre todas las comunidades.
Mediante talleres, jornadas de limpieza, y actividades con otras asociaciones de la Amazonía, los niños promueven una mayor conciencia ambiental. También intentan sensibilizar a los adultos sobre el daño que causa arrojar residuos al río o talar árboles sin control.
Estrategias para proteger la Amazonía
El grupo impulsa un proyecto de reforestación de cedros, especie afectada por la tala indiscriminada. Con apoyo de adultos, recolectan semillas, las cultivan en macetas y luego las plantan en su hábitat natural. La iniciativa busca recuperar el equilibrio ecológico y proteger la biodiversidad del entorno.
Marcos, de 15 años, resalta el valor de estas actividades: “Prefiero estar aquí que en casa haciendo otras cosas. Me gusta ayudar a la naturaleza”.
Sefora, voluntaria de 20 años y exintegrante de la asociación, señala que el objetivo es garantizar espacios seguros y saludables desde la infancia. “Conocer nuestros derechos desde niños nos permite defenderlos y vivir en un ambiente más digno”, concluye.
VIDEO RECOMENDADO