La semana pasada, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), liberó más de 20 variedades, una de ellas de camote, denominada La Bondadosa. Dicho producto mejora en 52% la rentabilidad en los agricultores.

Esto como resultado de una mejora genética dado que permite resistencia al virus del camote, y por otro lado, contiene altas concentraciones de minerales y betacarotenos.

La nueva variedad de camote forma parte de 13 nuevas variedades que ingresarán este año. De las cuales seis serán posible en lo que queda del año. Para el 2021 se alistan otras 16 nuevas variedades, siendo más de 20 en los próximos meses, sostiene el jefe del INIA, Jorge Maicelo.

Antes de 2019 solo realizaban la introducción al mercado de dos nuevas variedades al año. Pero con la incorporación de más de 60 investigadores se ha reforzado la investigación. Esta permite elevar la producción de nuevas variedades para la agricultura.

Hasta la fecha se han liberado nuevas variedades con alta calidad genética como frijol Costacen, maíz amarillo duro Kullu Suk. Así como quinua Acollina, maíz amiláceo Cumbemaino y arroz la Capoteña. También se viene trabajando en el desarrollo de cultivares de avena forrajera, pasto rye grass, trigo, kiwicha, haba y camu camu.

En el caso de las variedades en cartera para 2021, se tienen granos andinos, gramíneas, cereales y forrajes.

Jorge Maicelo detalla que el INIA tiene 654 proyectos de investigación que se han dado en los últimos cinco años. De estos 150 proyectos se realizarán este año. En tanto, para 2021 se espera se puedan concretar otros 176 proyectos de investigación e innovación agraria adicionales.

Productividad agrícola

Una de las tareas que han recibido para enfrentar la pandemia es mejorar la productividad agrícola. Para ello se han enfocado en los productos que puedan enfrentar el estrés hídrico, bajas temperaturas por las alturas o posibles plagas.

Si no hay semillas de calidad no se puede lograr la productividad deseada, y es que, como lo indicado anteriormente. Se han liberado 180 variedades, canalizadas a través de esta entidad o de los semilleros.

“A través de las 25 estaciones se han colocado 1,961 toneladas y de los semilleros 20,140 toneladas. Que permiten abastecer a las 340,000 hectáreas de la campaña agrícola 2020-2021”, detalla.

Variedades genéticas

Contar con el banco de germoplasma le permite hacer las mejoras genéticas para el desarrollo de las nuevas variedades.

“Estudiamos los genes, realizamos las caracterizaciones para el mejoramiento genético, con ello se permite observar los genes que tienen mejores características para las variedades” detalló.

El desarrollo de una variedad pueda llevar entre 12 y 13 años. Pero con las técnicas tradicionales y nuevas herramientas estos plazos se han acortado entre 6 y 7 años.

Con este trabajo se ha desarrollado la quinua, por ejemplo, que ahora se exporta a Estados Unidos, Francia y Alemania.

Lo mismo, recuerda Maicelo, ha pasado con el maíz amiláceo o la kiwicha en los que han aportado no solo para la producción local. Sino para la exportación.

Agroexportación

En el caso de la agroexportación, Maicelo Quintana comenta que vienen colaborando en la investigación de la granadilla, maracuyá y cítricos.

En este camino avanzan en la mejora de tres condiciones, la calidad organoléptica, en sabor y contenido de azúcar; en la resistencia a las plagas o enfermedades, siendo muy susceptibles a los nematodos; y en la productividad, para que tenga un manejo sostenible.

Recuerda el caso de la quinua, por ejemplo, viendo su adaptabilidad a los suelos y su resistencia a las plagas. En ese desarrollo incorporaron un producto, la variedad de la quinua roja que permite enfrentar estas dificultades; y que no se exponga al eventual uso de plaguicidas.

“Al usar los plaguicidas dejan de ser productos orgánicos”, detalló.

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