La región Cajamarca está próxima a establecer su quinta Área de Conservación Regional (ACR) en la provincia de Jaén. El nuevo espacio natural abarcará más de 14 mil hectáreas distribuidas entre los distritos de Chontalí, San José del Alto, Colasay, Huabal y Jaén, dentro de la Ecorregión Cordillera Real Oriental, donde se conservan los últimos remanentes de bosques montanos.

Los primeros estudios biológicos identificaron la presencia de al menos 112 especies de aves y 17 de mamíferos, evidenciando su alto valor ecológico. Entre los principales servicios ambientales que se buscan preservar se encuentra la regulación hídrica de la microcuenca Amojú, fuente clave de agua para el consumo humano y la actividad agrícola en la zona.

Este esfuerzo de conservación es liderado por el Gobierno Regional de Cajamarca, con el acompañamiento técnico del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) y el respaldo de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI–Perú), en el marco del apoyo financiero del Andes Amazon Fund.

Garantizar la disponibilidad del agua

Durante una reunión técnica en Lima, se completó la asistencia de SERNANP para avanzar con las etapas tres y cuatro del proceso de establecimiento del área, el cual se inició en 2021. La futura ACR llevará el nombre de Bosques Montanos de Huamantanga y Chorro Blanco, y su protección busca garantizar la disponibilidad de agua para más de 100 mil habitantes de Jaén. Así como para la irrigación de 30 mil hectáreas de cultivos que benefician a unos 6 500 agricultores.

El ingeniero Auner Medina Rafael, coordinador del Mosaico Andes del Norte de NCI, subrayó que esta zona forma parte de los sitios prioritarios para la conservación identificados años atrás. Esto debido a su diversidad biológica y su rol estratégico en el ciclo del agua.

Por su parte, el ingeniero Germán Alcántara Boñón, especialista de la Subgerencia de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Cajamarca (RENAMA), remarcó que la defensa de las cabeceras de cuenca del bosque de Huamantanga debe convertirse en un compromiso colectivo, especialmente por su impacto directo en los valles de Shumba, Bellavista y Jaén.

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