Especialistas advierten que la actual disminución de la mosca de la fruta podría revertirse con el aumento de las temperaturas. Frente a este escenario, instan al Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) a tomar medidas preventivas urgentes para evitar que la plaga afecte la producción agrícola y las exportaciones del país.
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Mosca de la fruta
La mosca de la fruta (Ceratitis capitata), una de las plagas agrícolas más destructivas a nivel mundial, representa una amenaza constante para los cultivos peruanos de mango, uva, mandarina y arándano, entre otros. Estas frutas, producidas principalmente en regiones como Lambayeque, La Libertad, Lima, Ica y Arequipa, representan más del 50 % de las exportaciones agrícolas no tradicionales del Perú y generan más de un millón de empleos directos e indirectos.
Durante los últimos meses, la presencia de esta plaga ha disminuido gracias a las condiciones climáticas del invierno y a las acciones implementadas por el SENASA. Sin embargo, con la llegada del calor, los especialistas alertan sobre un posible rebrote.
“El SENASA ha implementado diversas acciones para combatir esta plaga y, junto con las condiciones climáticas actuales, ha logrado reducir su presencia temporalmente. Sin embargo, con el regreso del calor, volveremos a enfrentar esta problemática con fuerza, por lo que urge la necesidad de contar con recursos efectivos para el agricultor”, explicó el ingeniero entomólogo Jorge Castillo, docente de la Universidad Nacional Agraria La Molina.
Medidas integradas y presupuesto sostenible
Expertos del sector agrícola señalan la urgencia de fortalecer el Programa Nacional de Control de la Mosca de la Fruta, diversificando las herramientas disponibles para el manejo fitosanitario y garantizando el acceso a métodos eficaces y sostenibles.
“Debido al crecimiento de nuestra oferta frutícola, el acompañamiento de SENASA en su manejo y control debe ser mayor, apoyando tanto al pequeño agricultor como a la agroindustria. Estas acciones deben ser planificadas con un presupuesto estatal que cubra todo el año y no tener déficit de presupuesto, que generan sobrecostos a los agricultores”, agregó Castillo.
En esa misma línea, la ingeniera agrónoma Rosio Marcelo, consultora en normativas regulatorias de plaguicidas, recalcó la importancia de actuar de manera preventiva. “Aunque este año la incidencia es baja debido a la temporada de invierno, el riesgo sigue latente y podría incrementarse en los próximos meses. Este es el momento oportuno para reforzar o implementar medidas de control eficaces, que integren prácticas culturales adecuadas junto con la aplicación estratégica de fitosanitarios”, señaló.
Sector público y privado para enfrentar la plaga
El técnico agropecuario Christian Ortiz, especialista en Mosca de la Fruta, hizo un llamado a la acción conjunta entre el Estado y el sector privado. “No se trata de que el SENASA luche solo. Debemos trabajar de manera conjunta entre el sector público y privado. Hoy no hay licitación, no hay acción, y eso limita la capacidad de respuesta del agricultor ante una plaga que pone en riesgo las agroexportaciones”, expresó.
Ante esta situación, los especialistas coinciden en que la baja incidencia actual no debe generar una falsa sensación de seguridad. Si no se toman medidas a tiempo, el rebrote podría afectar severamente la producción frutícola, el empleo rural y la seguridad alimentaria.
Cabe señalar que la mosca de la fruta ha sido declarada de interés nacional por su impacto económico y fitosanitario. Esta plaga puede dañar hasta 250 especies de frutas y hortalizas, y se estima que sus efectos pueden generar pérdidas económicas de entre 400 millones y 2.400 millones de dólares anuales, dependiendo de la magnitud de la infestación.