Nunca antes el florecimiento de una planta, como la del ancestral árbol de lloque, fue tan esperada y celebrada por los habitantes de la comunidad campesina San Lorenzo de Alis.

Esta comunidad pertenece al distrito del mismo nombre, en la zona norte de la provincia de Yauyos, perteneciente a la cuenca del río Cañete, en la región Lima.

Es que su brote simboliza para ellos la esperanza de recuperar sus bosques nativos.
Ver cómo la cubierta de las semillas se abría y brotaban los primeros tallos dibujó sonrisas en los rostros de las familias de ese lugar.

Este lugar está dentro de la Reserva Paisajística Nor Yauyos, Cochas.


Proceso de germinación

Varios fueron los intentos de hacer germinar la planta de dicha especie vegetal a lo largo de casi un año.

Por eso estuvieron a punto de tomar otros caminos en sus actividades agrícolas en esta zona del Bosque de Lloclla.

Pues ha sido un lugar donde en los últimos años se ha registrado una notoria disminución de la cantidad de árboles nativos de lloque y chamana.

Ya que son estas especies que cumplen importantes funciones ecológicas en la comunidad

Dichos árboles regulan el clima, previenen la erosión de los suelos y almacenan grandes cantidades de agua.

Que tras el proceso de filtración por la tierra alimenta los manantiales y puquios que benefician a la comunidad y a todos los usuarios de la cuenca del río Cañete.

Por efecto del cambio climático, se manifestó con temperaturas extremas de frío y calor.

Siendo así que las semillas del árbol dispersadas naturalmente no se pudieron reproducir quedando el bosque en riesgo de extinción.

Esta situación preocupó y puso en riesgo a los comuneros no solo porque se estaban quedando sin bosques, sino también porque empezaba a escasear el agua.

Proceso de repoblamiento

En el proceso de repoblamiento vegetal participaron las 115 familias de la comunidad, que se organizaron y empezaron la primera labor.

Esta consistía en la recolección de semillas, actividad que demandó gran esfuerzo de los pobladores que tuvieron que hacerla manualmente.

Luego se establecieron los semilleros en el vivero forestal comunal de 1000 metros cuadrados, que también fue recuperado tras varios años de abandono.

Conseguir los primeros plantones tampoco fue tarea fácil, pues era un cultivo nuevo para ellos.

Por ende no tenían información sobre los cuidados de las semillas para su germinación, les tomó casi un año obtener las primeras plantas.

Descubrir la temperatura adecuada, la cantidad de agua exacta o el tiempo de exposición a la luz fueron retos que tuvieron que superar durante este periodo.

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